Migración a corta distancia: la población de la parroquia de Sombrerete (1677-1825)

 

 

Oziel Ulises Talavera Ibarra

Universidad Michoacana de

San Nicolás de Hidalgo

ozieltalavera@yahoo.com

Reseña del libro de

Tomás Dimas Arenas Hernández. Migración a corta distancia:

la población de la parroquia de Sombrerete (1677-1825). México, Universidad Autónoma de Zacatecas,

El Colegio de Michoacán, 2012, 481 p.

 

La reconstrucción de una sociedad minera en el septentrión novohispano es el tema de esta obra, con un abordaje demográfico. Un aporte para una zona poco trabajada, tomando en cuenta las investigaciones realizadas en el Altiplano Central y el Occidente, en particular Jalisco. La historia mexicana necesita de una gran cantidad de trabajos como el presente para conocer el desarrollo de la sociedad en toda su dimensión espacial y temporal.

Tomas Dimas Arenas rebasa el ámbito de la historia demográfica al vincular el desarrollo de la sociedad sombreretense con el medio geográfico local, el contexto económico, la ocupación del espacio y el poblamiento del septentrión. Toma a la parroquia de Sombrerete como objeto de estudio en todas sus posibilidades de reconstrucción histórica, como se evidencia en la enorme cantidad de información de archivo recopilada en veinticinco acervos consultados, además de una gran cantidad de libros y artículos, que culminaron en una obra de 480 páginas, distribuidas en cinco capítulos, dando cuenta de una amplia cobertura temática, además de una acuciosidad mostrada en más de mil notas a pie de página. El antecedente de esta obra fue la tesis de doctorado sustentada en la Universidad Autónoma de Zacatecas, merecedora de mención honorífica en el premio “Francisco Javier Clavijero” inah y mención en el premio Banamex “Atanasio G. Saravia”, ambos en el año 2011.

La introducción del libro muestra la importancia de la plata en la colonización y poblamiento del norte, bajo condiciones climáticas y sociales difíciles, con una población nativa levantisca y nómada. El periodo de estudio de la población comienza en 1677 y termina en 1825, al finalizar la asignación racial en los registros parroquiales, de los cuales capturó 33 200 actas. El análisis de la información no fue un asunto sencillo, al tratarse de una localidad minera con sus bonanzas y borrascas que determinaron el desarrollo de la sociedad, con sus auges y descensos, situación similar a la que enfrentó David Carbajal en su investigación sobre Bolaños.1

El primer capítulo aborda el desarrollo poblacional y minero. La producción argentífera determinó el asentamiento definitivo de la población y marcó su incremento o disminución. Una sociedad integrada por españoles, indios, negros y castas. Este apartado comienza con las primeras referencias históricas sobre Sombrerete, de la mano de los pobladores europeos y sus actividades económicas, que terminaron por generar una zona de influencia comprendida en la parroquia. La producción argentífera determinó el predominio de Sombrerete sobre otros poblados, como se verificó en el establecimiento de una Caja Real, parte de los ingresos estaban destinados a mantener dos presidios en la zona de frontera con los indios nómadas, una contribución a la empresa colonizadora del Norte. Los vaivenes de la minería también determinaron el desarrollo de la arquitectura religiosa, administrativa y civil. Las etapas de auge son revisados a través de protagonistas, personajes o familias notables, como el conde de Súchil y la familia Fagoaga, por citar algunos.

El segundo capítulo se centra en las alianzas matrimoniales establecidas con un objetivo primordial: conservar y aumentar la riqueza y poder, con base en la minería, el comercio y la producción agropecuaria. El autor realizó un seguimiento puntual de las familias notables en los periodos de auge minero a través de árboles genealógicos, en particular la familia Fagoaga, quienes vivían en la capital donde tejieron una red de nexos y relaciones que les permitió a varios de sus integrantes tener puestos en el Tribunal de Minería y el Consulado de Comercio. La estrategia por incrementar y mantener la riqueza y poder se muestra en 210 testamentos consultados, que muestran las redes sociales y alianzas matrimoniales tejidas por las familias opulentas de comerciantes, mineros, hacendados y funcionarios, con una meta definida: diversificar inversiones y actividades para sortear los descalabros financieros o las borrascas mineras. Si bien el matrimonio fue la herramienta fundamental, también se echó mano de compadres y clientes, con los que se generó una amplia red de conocidos en el mundo de los negocios. La conservación del patrimonio determinó un patrón endogámico en los casamientos de carácter étnico y familiar. Las disposiciones testamentarias de los ricos mostraron una postura completamente diferente al afán de riqueza y poder, varios de ellos quisieron ser enterrados con hábito franciscano y al amparo de monasterios e iglesias de los frailes menores, como signo de humildad y arrepentimiento.

La evolución general de la población sombreretense se trata en el capítulo tres. Arenas da cuenta del estado de los registros parroquiales, sus lagunas, condición y calidad, que muchas veces dependió del cura encargado. Un tema principal fue la presencia de familias pluriétnicas, es decir, agrupaciones que tenían diferentes connotaciones socio raciales en sus descendientes. Este fenómeno se presentó en toda la Nueva España y dio origen a un Seminario Metodológico de la Red de Historia Demográfica, “Familias pluriétnicas y mestizaje” en el Colegio de Michoacán en julio del 2010. El autor plantea varias hipótesis explicativas para este hecho, como la asignación de la calidad española por el cura para cobrar más dinero a los feligreses.

La obra incluyó la captura de miles de actas: 17 251 de bautizos, 8 593
de entierros y 7 400 de matrimonios. La información contenida le permitió desarrollar diversas temáticas como las epidemias que azotaron a Sombrerete. El archivo parroquial no fue la única fuente demográfica, también recurrió a varios padrones. A partir de su contenido se puede conocer la cantidad de pobladores, el tamaño de las familias y la composición socioracial.

El análisis demográfico de los bautizos abordó diversos aspectos. La estacionalidad, en relación con la fecundación, el calendario religioso y las actividades económicas. La legitimidad e ilegitimidad, así como su evolución. La presencia y existencia de las familias pluriétnicas. El padrinazgo establecido sobre una relación familiar o con otras personas.

De los enlaces matrimoniales estudia la estacionalidad, el origen geográfico de los contrayentes, que mostró un patrón de movilidad de corta distancia. Los casamientos muestran una tendencia endogámica general en los grupos socioraciales, aunque fue más marcado en los españoles. La celebración de enlaces también estuvo determinada por la presencia de sequías y epidemias. El estudio de los entierros arrojó una mayor masculinidad debido a la actividad minera. El aumento repentino de fallecimientos provino de las epidemias que asolaron la parroquia, de las cuales describe las principales crisis.

El capítulo cuatro incluye el tema de las familias, de manera principal su reconstrucción, para lo cual se valió no solamente de los registros parroquiales, también de los procesos civiles y criminales, padrones y listas de tributarios, así como de trescientos testamentos. Arenas señala las dificultades para aplicar la técnica de Louis Henry en México. Establece la existencia de dos modelos de familias, uno bajo la norma religiosa y otro fuera de la misma; aunque la tendencia fue a disminuir la ilegitimidad. Retoma el tema de las familias pluriétnicas y lanza la hipótesis de que los ministros se vieron precisados a establecer por el fenotipo la asignación racial, ante un creciente proceso de mestizaje. Elaboró varios árboles genealógicos para ejemplificar los casos de monoetnia y plurietnia. Intentó establecer una relación entre la prevalencia de familias pluriétnicas y la producción minera, pero concluye que se trató más bien de un fenómeno social.

En el mismo capítulo estudia el tema del matrimonio, de manera amplia trata las disposiciones legales y establece la tendencia endogámica de los enlaces debido a cuestiones económicas y sociales, muestra de ello fueron los 120 expedientes de dispensas de matrimonios, la mayoría a solicitud de criollos y peninsulares. Otros tópicos, que poco aparecen en diversas investigaciones, fueron la disolución del vínculo y sus causas, además de las desviaciones a la norma, como se muestra en las denuncias por adulterio, bigamia, estupro y violaciones; muchas veces resueltas con una compensación económica. La intención del autor es tener una visión global de la compleja sociedad novohispana, que se desarrollaba entre la norma y sus desviaciones.

El cruce de la información entre bautizos, padrones y testamentos, le permite establecer la cantidad de hijos y tamaño de familia, así como la cantidad de gemelos y trillizos, aunque tuvo datos diferentes en bautizos y padrones. También se acercó al tema de los niños naturales y abandonados, su evolución en el tiempo y su variación por grupo sociorracial.

Sobre la reconstrucción de familias detalla las ventajas y desventajas del modelo, así como sus dificultades para aplicarlo en México, esto se reflejó en la cantidad de familias cerradas: 138. Entre los principales problemas estuvieron la deficiencia en el registro de defunciones, la gran población flotante y la falta de apellidos en las actas. Pese a estas dificultades, la técnica permite obtener datos importantes y que poco se encuentran en otros trabajos, como la edad al matrimonio, fecundidad por edad, relaciones premaritales, periodo protogenésico y periodo intergenésico.

La distribución espacial de la población toma su protagonismo en el capítulo cinco. Establece una región de estudio desde los primeros y diversos asentamientos que conformaron la parroquia. La evolución y ocupación del territorio estuvieron marcados por la actividad minera, pero también por otro recurso fundamental: el agua para riego agrícola o consumo humano. El paisaje urbano de Sombrerete estuvo marcado fundamentalmente por la construcción de carácter religioso, que a su vez dependió del auge minero. Arenas detalla el origen y evolución de las iglesias y sus barrios, además del origen del nombre de sus calles, por la presencia de iglesias y conventos, así como de personajes notables, convertidos en leyendas. La distribución social y espacial se establece a partir de la división del asentamiento en cuarteles y de la información de padrones. Los listados permiten conocer los diversos oficios de las personas, sobre todo en relación con la producción argentífera. En este apartado incluye los intentos de la autoridad por controlar la vagancia y la criminalidad.

Por último se acerca a las localidades rurales. El origen y desarrollo de ranchos y haciendas, la composición sociorracial de sus habitantes y las familias que ahí vivieron. Los indios habitaron pequeñas localidades administradas por franciscanos, la mayoría migrantes del Altiplano central y del Occidente: mexicanos, tlaxcaltecas y tarascos que dejaron su huella en asentamientos como “El Tarasco” y “Nueva Tlaxcala”. En esta parte faltó hablar más del origen de estos lugares y sus integrantes, parte de una gran empresa de colonización del norte con indígenas “civilizados”, distintos a los aborígenes levantiscos de la Gran Chichimeca. El aumento poblacional en estos pequeños asentamientos también dependió de la actividad minera, bajo un patrón disperso, con un vecindario indígena que disminuyó a lo largo del tiempo.

En el epílogo, Arenas recapitula sobre la historia local de Sombrerete como parte del desarrollo económico, político y social de la Nueva España, de la mano de la minería. La actividad extractiva marcó la demografía local, así como el desarrollo y evolución de las actividades ganadera y agrícola, determinantes en la migración a corta distancia. La movilización fue de carácter individual, con jóvenes de parroquias vecinas. Los matrimonios españoles tuvieron como estrategia conservar e incrementar la riqueza, poder y prestigio de las familias notables.

La obra no termina con el epílogo, se agregan nueve apéndices con gran cantidad de información sobre los bienes y albaceas, familias monoétnicas y pluriétnicas, matrimonios monoétnicos, bautizos por año desagregando los ilegítimos, los dueños de esclavos, las relaciones premaritales, genealogías de familias, las nóminas de funcionarios civiles y eclesiásticos y por último un glosario.

Este libro es una lectura indispensable para conocer la estructura social y demográfica de una población minera a lo largo de siglo y medio, llevados a un nivel familiar con un escrutinio poco visto en otros trabajos, cuando reconstruye la sociedad sombreretense de forma global.

Recibido: 11/11/2013. Aceptado: 08/09/2014

 

1 David Carbajal López, La población en Bolaños, 1740-1848: Dinámica demográfica, familia y mestizaje. Zamora, El Colegio de Michoacán, 2009, pp. 45-51.