Esclavitud, mestizaje y dinámica demográfica
en la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes,
siglo XVII
Jorge García Díaz
Universidad Autónoma
de Aguascalientes
Los primeros signos de prosperidad en la Villa de la Asunción los hizo notar el visitador Gaspar de la Fuente en el año de 1609, ya que se percató, al finalizar la guerra contra los chichimecas (1550-1590), del tráfico comercial creciente –que en su mayor parte tenía como destino las minas de Zacatecas–, de la abundancia de agua y de la relativa calidad de las tierras; pero esto no habría ocurrido de no haber sido por la plena disposición de las autoridades locales. La villa, en sus primeros años, dependió mucho para su progreso en los ámbitos económico y social del crecimiento demográfico, que para 1609 habría alcanzado los 450 habitantes. Con ese volumen de población parece exagerado el número de negros y mulatos registrados (150). No obstante, no es raro, ya que gran parte del trabajo en la primera mitad del siglo xvii era realizado por la mano de obra esclava.
Palabras claves: Aguascalientes, esclavitud, mestizaje, demografía.
Introducción. Fundación de la villa
La Villa de la Asunción de las Aguas Calientes se fundó en calidad de presidio, con la categoría de villa de españoles, el 22 de octubre de 1575, según la Cédula real firmada por el rey Felipe II y Gerónimo de Orozco, presidente de la Audiencia de la Nueva Galicia.1 Muy pronto la fundación se posicionó como un incipiente centro comercial difusor de varios caminos que fluían de Teocaltiche y Santa María de los Lagos hacia los prósperos y codiciados minerales de Zacatecas.
El arriesgado y aventurero puñado de españoles que la fundaron (Juan de Montoro, Jerónimo de la Cueva, Alonso de Alarcón, entre otros), acaso víctimas de malos tratos por parte de las autoridades de Lagos, se lanzaron a explorar una región incierta, más bien inhóspita y celosamente resguardada por una beligerante población de indios chichimecas. No obstante, los futuros fundadores marcharon decididos a correr la aventura, a probar, como siempre, buena suerte y mejor fortuna.2
El primer registro poblacional que se tiene de la Villa de las Aguas
Calientes, por Hernando Gallegos, data del año de 1584, “que censó sólo 16 soldados de presidio, un capitán y dos vecinos”.3 En años posteriores, la villa estuvo a punto de desaparecer por los frecuentes ataques de chichimecas; sin embargo, no sucumbió gracias al empeño de hombres esforzados como Juan de Monroy, que promovió el reparto de tierras para que se facilitara una rápida colonización del lugar. A finales del siglo XVI, quienes se asentaron en la villa con calidad de peninsulares fueron gente sencilla, trabajadora y, sobre todo, religiosa; en esta última característica hace hincapié José Antonio Gutiérrez:
Si analizamos algunas constantes históricas de la sociedad regional, encontramos que hacen referencia directa a tierra y familia; erosión, empobrecimiento, fecundidad, fueron las más notorias. Al ocurrir el entrecruzamiento se bifurcaron numerosas proles con fuertes tendencias endogámicas; pero en el epicentro todo lo movía la tierra: el acaparamiento o el miedo a que se fraccionara. A estos fenómenos dio fuerza y cohesión la religiosidad. La religiosidad fue lo que dio vida en todos los actos [regionales]; este hombre fue antes que nada religioso.4
Estas características de la gente de la región propiciaron un desarrollo económico y social muy notable. El primer cimiento lo pusieron los fundadores de la villa y su empeño en no dejar que el lugar quedara completamente despoblado, pero a esto se tiene que agregar la pacificación de los indios chichimecas5 para poder experimentar un sosegado crecimiento poblacional. También fueron estímulos importantes la demanda de todo tipo de bienes por parte de las minas de Zacatecas y el desarrollo y la consolidación de ese segundo camino de la plata que unía las villas de Lagos y Aguas Calientes con el norte de la Nueva
España.6
A principios del siglo XVII se crearon, en concordancia con las medidas del visitador Gaspar de la Fuente,7 la parroquia8 y la alcaldía9 de la Villa de la Asunción, las cuales le dieron un aire de progreso. Además, la instauración del pueblo de indios de San Marcos contribuyó al desarrollo del territorio, ya que proporcionaba fuerza de trabajo.10
De esta manera se comenzó a entrever un mestizaje que iba en aumento por la llegada de grupos indígenas–tlaxcaltecas, otomíes, etc.–, la presencia de negros en calidad de esclavos (no se tiene el cálculo de éstos en el siglo XVI) y la de españoles. Una vez establecidos los tres grupos étnicos, el mestizaje se iría dando a lo largo de los tres siglos de dominio español.
En el siglo XVI la villa se fue gradualmente consolidando como punto de atracción y receptora de población, y se fortaleció sustancialmente la inmigración. Este fenómeno sería en términos generales el principal motor económico de la región.
Primera mitad del siglo XVII.
50 años de desarrollo continuo
Aguascalientes también debe su desarrollo a su ubicación geográfica, que permitió que fuese un centro estratégico comercial en la Nueva Galicia gracias a que se encontraba entre la ciudad de Guadalajara y las ricas minas de Zacatecas y a que además ése era uno de los caminos más transitables y seguros de la región.
Para 1602, según el obispo Mota y Escobar, la villa era
una población de españoles, lo que ya entrañaba cierta distinción. Al parecer, los doce vecinos que encontró representaban un progreso respecto de los años anteriores, durante los cuales no se habían establecido sino tres o cuatro, lo que entre otras cosas había impedido que el cura del lugar contara con su congrua sustentación. Los doce vecinos españoles de la villa se empleaban como mayordomos en las ricas estancias que había en los alrededores y soportaban toda clase de privaciones, pues no cultivaban la tierra ni ejercían el comercio. Todo se reducía a tratos de ganado.11
Los primeros signos de prosperidad en la villa los hizo notar el visitador Gaspar de la Fuente en el año de 1609, pues se percató, al finalizar la guerra chichimeca (1550-1590), del tráfico comercial creciente –que tenía como destino preferente las minas de Zacatecas–, de la abundancia de agua y de la relativa calidad de las tierras; pero tal prosperidad no habría sido posible sin la plena disposición de las autoridades locales.
La Villa de las Aguas Calientes, en sus primeros años, dependió mucho del crecimiento poblacional para su progreso en los ámbitos económico y social; para 1609 esto se ve reflejado en el número de habitantes: 450 distribuidos en “100 españoles, 200 mestizos y 150 mulatos y negros”.12
Con ese volumen de población parece exagerado el número de negros y mulatos, pero no es raro, ya que gran parte del trabajo en la primera mitad del siglo XVII recayó en los esclavos; éstos, además de ser redituables como mano de obra, también eran vistos como objetos de lujo13 que reportaban prestigio social para los amos, y/u objetos sexuales.
En el siglo XVII los esclavos negros y mulatos desempeñaban diferentes trabajos en la villa: arrieros, vaqueros, cocheros, servidores domésticos, entre otros, según lo requiriera el amo; pero sin duda el esclavo que siempre tuvo mayores privilegios fue el doméstico, porque llegó a tener un trato más personal con el amo (a veces sexual) y a servirle durante largo tiempo, y era muy común que, en recompensa por sus buenos servicios, se le concediera la manumisión; sin embargo, este tipo de esclavo era el más improductivo en términos de la economía general.
En esta época, para el caso de la villa, siempre resulta difícil obtener el registro de negros y mulatos esclavos debido a que los cronistas, los viajeros y los funcionarios sólo tomaban en cuenta a los españoles y los indios. Además era una casta no bien vista socialmente por españoles e indios. El único interés por los esclavos residía en obtener de ellos el mayor excedente de trabajo posible, y “la mancha de la negritud no parece borrarse tan fácilmente como la sangre indígena”.14
Es importante seguir el aumento poblacional de la villa para analizar con detenimiento el mestizaje. El cuadro que a continuación se presenta se refiere al número de población en la villa por décadas de 1600 a
1650.
En el cuadro se nota de una década a la otra el aumento de la población, el cual hizo que la Villa de las Aguas Calientes tuviera mayor fuerza de trabajo; además, el crecimiento se dio de manera ininterrumpida debido a que no hubo crisis económicas ni epidemias. Se destaca que sin “el crecimiento y consolidación […], la multiplicación de las huertas, la construcción de las primeras iglesias, la apertura masiva de campos de cultivo, la creciente animación de la vida comercial y el desarrollo de la agricultura en las haciendas de la región no se podría explicar”15 el auge económico y social de la villa.
El factor más importante para la transformación rural y urbana fue la población, pues ésta tomaba las decisiones económicas, consumía y aportaba los productos y la mano de obra, estableciendo una relación cambiante entre la población española y los diferentes grupos étnicos.
El primer padrón16 de la Villa de las Aguas Calientes se realizó en el año de 1648 y fue hecho por el cura interino don Hernando de Calderón; se trata de un documento de suma importancia porque permite ya distinguir a negros y mulatos, hombres y mujeres, libres o esclavos. El siguiente cuadro muestra el número total de negros y mulatos con su respectiva condición.
La población total de la villa en 1648 era de 1 300 habitantes aproximadamente, de los cuales 252 eran negros y mulatos, es decir 19.38% del total.
En el padrón respectivo, el proceso de mestizaje aún no se ve muy marcado, pero sí aparece con frecuencia la unión de indias con negros o mulatos, debido a que los negros preferían tener hijos libres y la madre transmitía la condición.17 Al contrario del hombre de casta, la mujer difícilmente podía casarse y casi siempre vivía en concubinato, considerado casi una norma regional durante la época colonial. La “importación de esclavos africanos en la primera mitad del siglo XVII y [el hecho de] que un alto porcentaje de éstos [fueran] mujeres […] acentúan las relaciones interétnicas fuera del matrimonio, al juntarse ilícitamente los negros” con las indias (véase cuadro 5).18
En el padrón de 1648 también resulta extraño constatar el número tan alto de negros libres, pues de cada cuatro, tres eran libres y uno esclavo. Se puede suponer que haya habido omisiones, pero también es posible intuir el buen trato que daban los amos a sus esclavos, hasta el punto de otorgarles la libertad.
Con el número total que se ha presentado de negros y mulatos se evidencia el rápido mestizaje en la villa, que es un rasgo original y característico de la Nueva España y que representaría con el paso del tiempo una sociedad colonial organizada en función del color de piel (véase anexo I). Los mestizos, a lo largo de la época colonial, fueron encontrando poco a poco un lugar dentro del orden social sin duda dominado por los españoles.
Indiscutiblemente con el aumento de la población se dio un progreso que se hizo evidente en la primera gran obra pública de la villa en el año de 1644, cuando el clero y el Ayuntamiento, junto con la fuerza de trabajo, construyeron un acueducto que suministró agua al barrio de Triana.
De la misma manera, la intensificación del comercio en la villa provocó la aparición del mercader, quien no participaba en la producción sino que se dedicaba por completo al intercambio de bienes apropiándose parte de los productos.En la segunda mitad del siglo XVII la Villa de las Aguas Calientes fue otra, porque creó su propia personalidad distintiva, producto de la interacción entre el medio y el hombre.
Segunda mitad del siglo XVII. La consolidación comercial
Es evidente que aumentó en forma considerable la población en la villa, hecho indudable si se advierte el crecimiento de la producción agropecuaria, las construcciones y las haciendas y en general de la infraestructura de la región en el siglo XVII. De ello se deduce que la carencia de mano de obra fue superada y la agricultura y la ganadería lograron desarrollarse.19
El incremento poblacional siguió de manera ininterrumpida en la segunda mitad del siglo XVII y consigo trajo el aumento de habitantes mulatos, tal como lo muestra el siguiente cuadro, que presenta el número total de población, por décadas, en la Villa de las Aguas Calientes.
La economía se fortaleció primordialmente entre los ganaderos, los hacendados y los comerciantes, que recurrieron en forma permanente a la fuerza de trabajo esclava. Por ejemplo, se tiene el caso de Nicolás de Aguilera, mercader, que en 1693 compró a Diego de las Moriñas una mulata, cuya edad se desconoce, en 250 pesos de oro común.20 Otro caso es el de Pedro Rincón de Ortega,21 sacerdote, comprador de ganado y además hacendado, quien vendió un esclavo negro de 22 años en 420 pesos de oro común al mercader Miguel Martín Barragán en el año de 1662.22 Por lo regular los hacendados tenían una actitud paternalista con los esclavos empleados en sus propiedades, a quienes trataban como párvulos que había que guiar, orientar y aconsejar. Velaban por su buena conducta social y familiar y, sobre todo, supervisaban el cumplimiento de sus obligaciones religiosas: el bautismo, la comunión, el matrimonio y la asistencia a misa los domingos. De manera minuciosa, Herman W. Honrad describe las tareas de un esclavo en una hacienda jesuita:
Las instrucciones que se dieron en 1664 para administrar Xochimanca, basadas en esta época, indica [sic] que se imponía a los esclavos un estilo de vida reglamentado y controlado. Las tareas diarias, que se iniciaban a las 4:00 a.m., eran muy detalladas, a fin de garantizar una actividad máxima de los adultos y de los niños de ambos sexos. Losesclavos trabajaban seis días a la semana. Los domingos recibían sus raciones semanarias, oían misa e iban al catecismo, y estaban obligados a dedicar cortos periodos al trabajo en el campo.23
La cantidad de dinero requerida para la manutención de un esclavo dentro de una hacienda no era muy elevada. Para darse una idea, el costo anual de ropa era de 11 pesos por esclavo; y de comida y otros servicios, que en realidad eran pocos o nulos, era de 32 pesos más o menos al año. En seguida se expone una aproximación del costo de cada prenda que era destinada a los esclavos:
En 1683 José Rincón Gallardo, pariente de Pedro Rincón de Ortega, poseía 144 esclavos entre niños, adultos y ancianos, asignados en sus seis haciendas y varios ranchos que formaban su inmenso latifundio de la Ciénega de Mata. Las ocupaciones consistían sobre todo en la cría de ganado mayor y menor, sirviendo como vaqueros o pastores.25
En la segunda mitad del siglo XVII el comerciante cobró importancia y se multiplicó debido a la expansión del mercado de la Villa de las Aguas Calientes; ya no sólo se limitó al comercio con Zacatecas, sino también con los nuevos centros mineros: Sombrerete, Pinos, Fresnillo y posteriormente Asientos. No sólo se expandió el comercio a los centros mineros, sino que se despachaba ganado mayor a Puebla y se mandaban borregos constantemente a la ciudad de México. Esto se tradujo en la independencia económica con respecto de Zacatecas, que entró en crisis financiera a finales del siglo XVII, lo que provocó el debilitamiento de sus jurisdicciones, como Lagos; sin embargo, no fue el caso de la Villa de la Asunción, ya que su diversidad de destinos comerciales le permitió no sólo sortear las dificultades surgidas durante las crisis en la región, sino seleccionar los mercados más convenientes.
Con el creciente comercio también se generaron las primeras compraventas de esclavos que no sólo se dieron en un contexto regional, sino que se distribuían a diferentes regiones de la Nueva España: México, Puebla, Querétaro, Zacatecas, Sombrerete, Lagos y San Juan. Entre los principales comerciantes de esclavos estaban Miguel Marín Barragán, Pedro Mendoza, Nicolás de Aguilera y un caso atípico de que hace mención Jesús Gómez Serrano, Martín de Esparza, quien tenía en su poder “once negros esclavos y a tres más que no se especifica su condición, y es probable que tuviera como negocio la compraventa de esclavos, pues de otra forma no se entendería el que tuviera tantos en su casa”.26 La intensa actividad comercial permitió el surgimiento de pequeños comerciantes que se agrupaban en las plazas para vender diversas mercancías, y entre ellos se contaban algunos indios, negros y mulatos que habían obtenido su libertad; ésta fue una manera de participar activamente dentro de una economía que era dominada por los peninsulares y criollos, quienes buscaban excluir a otros grupos sociales.
Una manera de comprobar el destino de los esclavos que salían de la villa es revisar los documentos acerca de su traslado; por ejemplo, María de Quijas Escalante, viuda de Juan de Huerta, mandó a Antonio Padilla, esposo de Micaela de Huerta, cuatro esclavos a Querétaro. Antonio Padilla certifica que recibió una negra de nombre Sebastiana con tres hijos: Francisco, negro, de 7 años; Nicolás, mulato, de 5 años; y Plácido, mulato, de 8 años.27
A continuación se muestran los registros tomados del Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, en el ramo de Protocolos notariales, referentes a la compraventa de esclavos.28 Los límites temporales (1654-1700) se determinaron por el primer documento de tal índole (1654) y el fin del siglo, y los rangos de edad se establecieron con base en su capacidad productiva.
El cuadro muestra que en un periodo de cincuenta años se registraron
83 compraventas de esclavos, de los cuales 19 fueron africanos, 60 negros criollos o mulatos, un lobo, dos moriscos y uno que no se especifica. De los registros, 36 son mujeres y 47 hombres, lo cual podría indicar que el trabajo doméstico aún no era mayoritario en la villa; en cambio, al esclavo varón se le empleaba en las diferentes actividades de las haciendas de la región; o tal vez signifique que la mujer esclava era menos vendida, ya que los hijos heredaban la condición de la madre y podrían servir en un futuro.
También se observa que en los últimos diez años se efectuaron más compraventas de esclavos que en las décadas anteriores, lo que indica el creciente comercio en la villa y la prosperidad que derramó sobre los al-
rededores, pues podía captar un gran número de trabajadores, ya fueran libres o esclavos.
Otro rasgo es el predominio de la compraventa del mulato que, a diferencia del negro, era relativamente barato, pues se le consideraba inferior en cuanto a fortaleza física. Además aparecen dos moriscos y un lobo (véase anexo II).
Regularmente el precio del esclavo se cotizaba por edad, condición física, especialización, salud, condición moral (borracho, ladrón o huidor). Se debe tomar en cuenta que el esclavo africano trasladado a la Nueva España tenía mayor precio por ser mercancía importada, además de su superioridad física y mayor destreza. El precio promedio de los esclavos de todas las edades en la segunda mitad del siglo XVII fue de 333 pesos, lo cual indica una demanda alta en la villa, ya que todavía no podían sustituir por completo la mano de obra indígena.
Los esclavos no sólo eran fuerza de trabajo, sino que muchas veces también eran bienes que sacaban de aprietos a sus dueños o albaceas. El siguiente caso revela que el esclavo era una cosa u objeto del cual se podía sacar beneficios varios: Fray Buenaventura de Alfaro y Fernando de Araiza, albaceas de Juan de Araiza, dan poder a Pedro Rincón de Ortega para que venda una esclava mulata, llamada Nicolasa, de 40 años, en 300 pesos de oro común. Fue vendida para poder pagar el funeral de Juan de Araiza.29
El valor económico de un esclavo se vio reflejado en las donaciones efectuadas en el siglo XVII, ya que éstas, por lo común, fueron hechas a clérigos para que pudieran disponer de ellos a su criterio. Por ejemplo, Juan de Huerta donó a Fray Martín de Bandiola, religioso del convento de San Diego, un mulato llamado Matías, de ocho años.30 En la segunda mitad del siglo XVII se efectuaron nueve donaciones, de las cuales cinco fueron hechas a clérigos.
Por otro lado, y retomando el tema del matrimonio entre castas, las autoridades civiles y eclesiásticas percibieron la importancia de mantener separados a los negros de los indígenas, ambos grupos socialmente dominados y explotados, por el temor de algún contagio o una revuelta en contra de las autoridades en turno. Además esta separación se efectuó para que el negro o mulato esclavo no se lograra unir con una indígena, ya que engendraría hijos libres. Fue poco común que las esclavas negras o mulatas se unieran con indios libres, ya que difícilmente el hombre querría que sus hijos nacieran esclavos y no poder comprar la libertad de su descendencia.
En el siguiente cuadro se muestran la casta y el número de uniones que se efectuaron en el siglo XVII.
Las tendencias de los contrayentes indican la inclinación étnica, pero en el caso de la villa la propensión a la elección endogámica (unión de individuos del mismo grupo) tiene mayor incidencia entre los indígenas, a los que siguen muy de cerca los españoles. Por el contrario, los mulatos y los negros eran proclives a salir de su círculo étnico.
El mulato y la india son los que se unen con mayor frecuencia; les siguen el negro y la negra esclavos,31 que frecuentemente eran casados a la fuerza con el fin de obtener hijos para posteriormente apartarlos de sus padres y venderlos.32 Los amos con frecuencia desdeñaban la prohibición de la venta de esclavos menores de 14 años, ya que en muy pocas ocasiones se cumplió la disposición que provenía de las Siete Partidas; 33 existen muchos casos en que los esclavos eran separados de sus padres, como ocurrió con un mulato llamado Juan, de siete años, que fue vendido por Pedro Valenciano y comprado por Martín de León.34
El matrimonio entre esclavos tenía ciertas restricciones:
Al matrimonio de esclavos no se le permitía dormir “en uno”, ni aun en aquellos casos en que, siervos del mismo amo, marido y mujer vivían bajo el mismo techo; había siempre una explicación sencilla: la falta de locales separados para cada una de las parejas esclavas y el deseo de evitar con la promiscuidad de célibes y yugados graves atentados a la moral. A pesar de ello, tenían la obligación de permitirles la cohabitación en días y horas determinadas.35
Las Siete Partidas sientan una serie de preceptos para los casamientos de los esclavos, a quienes se otorga el derecho al matrimonio y la efectividad de la vida conyugal, incluso al matrimonio de esclavo con persona libre; no obstante, parece ser que en la Nueva España esto no se aplicó con rigor.36
Para fines del siglo XVII la población había aumentado sustancialmente. La población india creció al grado de que consideró conveniente buscar agruparse en pueblos. Para ello contó con el apoyo de las autoridades de la alcaldía y del clero de la localidad, lo que permitió sobreponerse a la resistencia de los hacendados y llevar a buen término la demanda. Así se fundó, primero, el pueblo de San José de Gracia, después el de Jesús María y, ya entrado el siglo XVIII, el de San José de la Isla.37 Esto coincidió con el hecho de que la mano de obra esclava se dejara, paulatinamente, de utilizar en la villa; sin embargo, surgiría un nuevo centro minero que prolongaría la institución de la esclavitud: Asientos, cuyo auge abarcó el periodo de 1700 a 1730.
A manera de epílogo
Muchos historiadores se sorprenden al enterarse de que durante la segunda mitad del siglo XVI y todo el XVII la población africana de México fue la más grande de América, por encima de la de Brasil. El número de indígenas de México sufrió un descenso drástico y los españoles requirieron mano de obra nueva. Por ello los esclavos africanos fueron empleados en muchos sectores de la economía colonial. De esta manera, algunos africanos que, arrancados con violencia de su lugar de origen,38 arribaron a la Villa de la Asunción durante la dominación española participaron activamente en la conformación económica y social de la sociedad aguascalentense y fueron destinados a realizar diversas actividades: arrieros, vaqueros, cocheros, etc. Por esta razón el siglo XVII fue de suma importancia para la villa, ya que el crecimiento poblacional y el auge comercial permitieron un progreso constante y sólido.
Para el siglo XVIII se estableció Asientos como centro minero que empleó mano de obra esclava; sin embargo, la población india había crecido. Por ello es importante proseguir el análisis de la esclavitud en la villa, ya que permite plantearse al menos tres interrogantes: ¿existió un desplazamiento de la exclavitud por la mano de obra indígena?, ¿Fue Asientos el último rincón vecino de la villa donde se siguió practicando la esclavitud?, ¿permitió el mestizaje una movilidad social al negro?
Anexo I
Clasificación de castas por color de piel39
Bermejos: proviene de los tres troncos –español, indio, negro–; se calificó de bermejo por el color rojizo.
Indios: el color café es el que impera en la mayoría de ellos.
Negros: son identificados por dos tonalidades de negros: 1) negros atezados, es decir, extremadamente negros, y 2) negros amembrillados o negro casi amarillo, fueron también llamados negros amulatados y se dividen en dos grupos: a) cafre de pasa, que tenían el cabello enrollado en apretadas espiras, formando pequeñas motas que dejaban entre sí espacios de cuello cabelludo sin cubrir, dándole la apariencia de estar moteado con pasas, b) merinos, las espiras del cabello eran mas largas, no formando pasas pero sí dándole el aspecto lanudo peculiar de los borregos merinos.
Mulatos: se subdividen en 1) mulato blanco, producto del blanco y negro, su color de piel estaba en un matiz intermedio; 2) mulato morisco, mezcla del blanco con la mulata blanca, era de color blanco o bermejo; 3) mulato prieto, mezcla de negro con mulata parda, su piel era semejante a la del negro; 4) mulato pardo, mezcla de negro con india, era de diversos colores, como remadura, champurrado, amarillito, membrillo, quebrado, cocho, zambaigo, loro; 5) mulato lobo, mezcla de mulato pardo con el indio, su color era aindiado; 6) indio alobado, mezcla de mulato alobado con india, perdía las características negroides, por lo que parecía indio; 7) mulato alobado, era de características no negroides del mulato lobo y se acentuaban en su mezcla con la india.
Mestizos: eran mezcla del blanco con indio. La mezcla entre híbridos daba lo siguiente: 1) mestizo blanco, mezcla de español con indio, el color era casi blanco; 2) mestizo castizo, mezcla de mestizo blanco con el español, su color era blanco; 3) mestizo prieto, mezcla de mestizo blanco con negro, su color era negro; 4) mestizo pardo, mezcla de mestizo pardo con mulato pardo, la mezcla se le califica como coyote; 5) mestindio, mezcla de mestizo blanco con indio, se confundía con la masa indígena.
Anexo II.
Clasificación erudita de castas40
Español con india: mestizo. Mestiza con español: castizo. Castizo con española: español. Español con negra: mulato. Mulata con español: morisco. Morisco con española: chino. Chino con india: salta atrás. Salta atrás con mulata: lobo. Lobo con china: gíbaro.
Gíbaro con mulata: albarazado. Albarazado con negra: cambujo. Cambujo con india: zambaigo. Zambaigo con loba: calpa mulato.
Calpa mulato con cambuja: tente en el aire. Tente en el aire con mulata: no te entiendo. No te entiendo con india: torna atrás.
Siglas y referencias
AHEA-PN
Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, Protocolos notariales.
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Notas:
1 Rojas, “De la Conquista”; Gómez Serrano, La guerra chichimeca.
2 Gómez Serrano, La guerra chichimeca, pp. 64-73.
3 Gómez Serrano, La guerra chichimeca, p. 83.
4 Gutiérrez Gutiérrez, Aguascalientes y su región, p. 142.
5 Respecto de este punto, véase Powell, La guerra chichimeca.
6 Las villas de Lagos (1563) y Aguas Calientes (1575) tuvieron, durante los primeros años de su fundación, una disputa territorial; sin embargo, sus historias son similares y compartidas. Para conocer con mayor claridad este tema véase Becerra Jiménez, Gobierno.
7 Gómez Serrano, “Desarrollo social y demográfico”, p. 59.
8 La creación de la parroquia de Aguascalientes data del año 1601 y fue seguida por la separación del territorio, o más bien dicho, de las haciendas y los lugares de ella dependientes. Véase Gómez Serrano, La guerra chichimeca.
9 La alcaldía de Aguascalientes fue fundada en 1610 con categoría de alcaldía mayor, separándola de la de Lagos, a la que pertenecía desde su fundación. Véase Rojas, “De la Conquista”, pp. 11-76.
10 Lo que no se sabe es el año de fundación, pero Jesús Gómez Serrano señala que debe de ser entre los años de 1615 y 1620, ya que a partir del último se empezaron a registrar diversos trámites en la parroquia de Aguascalientes. Gómez Serrano, La guerra chichimeca, p. 53.
11 Gómez Serrano, La guerra chichimeca, p. 45.
12 Gómez Serrano, La guerra chichimeca, p. 43.
13 El esclavo es considerado como objeto/mercancía, porque se le niega la naturaleza de persona. Aguirre Beltrán, El negro esclavo, p. 110.
14 Garavaglia, Mercado interno, p. 353.
15 Gómez Serrano, “Desarrollo social y demográfico”, p. 59
16 El objeto del padrón era conocer la población gobernada por la parroquia. Además era un control sobre el cumplimiento de los sacramentos y demás obligaciones que ésta imponía.
17 Tampoco el negro, considerado infame por su sangre y por su condición de esclavo, quedó enclaustrado dentro de su casta: la escasez de mujeres negras, por una parte, la condición libre del producto del vientre de la india, por otra, lo llevó a mezclarse con ésta como medio indirecto para salir, a través de los hijos, del estatus en que había sido colocado. Aguirre Beltrán, Cuijla, p. 10.
18 Gutiérrez Gutiérrez, “Aguascalientes a través del padrón de 1648”, p. 9.
19 Rojas, Las instituciones, pp. 63-64.
20 AHEA, PN 80-10-16, 17f-v.
21 Para 1652 sus propiedades deben de haber sido sobresalientes, ya que la actividad de Rincón de Ortega siempre fue notable porque compraba tierras, vendía ganado, administraba diezmos, patrocinaba obras de beneficencia, compraba esclavos. Rojas, “De la Conquista”, p. 27.
22 AHEA, PN 1-7-2, 1v-2f.
23 Konrad, Una hacienda de los jesuitas, pp. 277-299, 281.
24 Bowser, El esclavo africano, p. 283.
25 Chevalier, La formación, p. 410.
26 Gómez Serrano, “Desarrollo social y demográfico”, p. 74.
27 AHEA, PN 2-5-6, 6v-14f.
28 La estructura de los documentos referentes a la compraventa de esclavos es la siguiente: casta, nombre del sujeto, lugar de procedencia, edad y algunas señas físicas o de comportamiento.
29 AHEA, PN 1-10-18, 20v-21f.
30 AHEA, PN 2-4-11, 18v-20v.
31 “Conforme a las disposiciones eclesiásticas ratificadas posteriormente por la Real Cédula sobre la educación, trato y ocupaciones de los esclavos en 1789, el matrimonio no podía ser separado cuando dos esclavos se casaban”. Aguirre Beltrán, La población negra, p. 258.
32 Aguirre Beltrán, La población negra, p. 252.
33 Entre 1256 y 1265 el rey de Castilla Alfonso X el Sabio supervisó la compilación de leyes conocida como las Siete Partidas, donde entre otras cosas se reconocía la guerra justa, el nacimiento como esclavo y la venta legítima de individuos para fomentar la institución de la esclavitud. En el Nuevo Mundo éste fue uno de los precedentes más importantes en la promulgación de leyes concernientes a los esclavos. Alfonso X el Sabio, “Las Siete Partidas”, pp. 123-147.
34 AHEA, PN 1-6-2, 2f-v.
35 Aguirre Beltrán, La población negra, p. 254.
36 Thomas, La trata de esclavos, p. 120.
37 Rojas, Las instituciones, p. 32.
38 No todos los esclavos que llegaron a la villa venían de África, pues algunos ya eran nacidos en la Nueva España.
39 Aguirre Beltrán, La población negra, pp. 165-172.
40 Aguirre Beltrán, La población negra, p. 176.